Después de colocar en el techo de
una habitación un plátano y de forma que el animal no lo pudiera alcanzar, se
bajó de la escalera e hizo entrar al animal objeto de su estudio, no sin antes,
retirar la escalera. Puso en un rincón de la habitación cajas apiladas con el
fin de probar el método deductivo del
animal. El chimpancé no hacía más que mirar intranquilo el plátano, miraba a
las cajas, miraba al profesor; no reaccionaba.
El profesor, queriendo simplificarle
el trabajo, tomó una caja para ponerla en el centro de la habitación e
indicarle al animal el método a seguir. Cuál no sería su sorpresa que cuando
dicho profesor pasaba con su caja por el centro de la habitación el chimpancé
dio un salto y se puso sobre los hombros del profesor y rápidamente con otro
salto… cogió el plátano.
Esto nos enseña que cuando queremos
resolver un problema desde un punto de vista, existe la solución por otro
conducto más cómodo.
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